La opresión
La historia del pueblo Hebreo
empieza con nuestro patriarca Abraham y el pacto entre las piezas que Di-s hizo
con él. En dicho pacto d-os le informa que elegirá a sus descendientes como su
pueblo y que iban a pasar siglos de esclavitud, al final de lo cual saldrán
beneficiados y heredarán la tierra prometida. Efectivamente llegamos a ser
esclavos del faraón durante 210 años. Nos oprimió duramente, pero siempre
manteníamos fuertes nuestra identidad y fe en la inminente redención.
La revolución
Había llegado el día anhelado.
Di-s le habló a moisés desde la zarza ardiente y le dijo, dile al faraón:
“¡deja salir a mi pueblo y me servirán!” pero el faraón no estaba dispuesto a
dejar que una deidad suprema y exclusiva le haga perder su autoridad. Ese era
su imperio y ningún “Di-s de los hebreos” iba a derribar sus pirámides.
Los milagros
El faraón estaba por recibir una
sorpresa. Hasta ese momento, la gente creía que éste era un mundo bastante
fiable. En general, la naturaleza parecía marchar muy bien como otro de los
grandes proyectos del faraón y sus pirámides. Pero, todo iba a cambiar. Moisés
derrumbó esa confiable maquina de levantar pirámides. Con un milagro tras otro
(en total diez), demostró que detrás de la fachada de las leyes de la
naturaleza hay un deliberado propósito divino. Existe un Di-s quién escucha el
llanto del oprimido, quién exige la justicia y ama a aquellos que hacen el
bien.
La liberación
Finalmente, el testarudo faraón
se rindió. En aquel día, más de 600.000 familias comenzaron su éxodo de Egipto
hacia la tierra prometida con sus cabezas erguidas y alegres canciones en sus
labios. El punto más alto de esta travesía fue su parada al pie del monte Sinaí
para escuchar una transmisión pública de la sabiduría y voluntad divina de Di-s
mismo, documentadas en la “Torá”. Es esta sabiduría divina la que nos mantuvo
unidos como una nación a pesar de todos los sucesos vividos a lo largo de los
siglos. Y es esta sabiduría y experiencia la que transmitimos al mundo entero.
Hoy cada vez más pueblos reconocen los derechos de cada ser humano, hecho “a
semejanza e imagen de Di-s”.
Tomado de página web:
chavad.org
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